Identidad y Patriotismo Mexicano
Por el sociólogo José Carlos Serrano Vargas
serranovargas@gmail.com
“El único patriotismo verdadero
Es la lealtad a la nación todo el tiempo,
Y la lealtad al gobierno sólo cuando se la merece”
Mark Twain
Un Problema de identidad.
Cuando el 3 de agosto de 1492 Cristóbal Colón zarpó del Puerto de Palos, tenía la firme convicción de llegar a las Indias navegando hacia el Oeste, inspirado en la lectura de “los viajes de Marco Polo” ansiaba llegar a “Cipango” (hoy conocido como Japón) para poder ganar una nueva ruta de comercio y obtener seda, especies y demás tesoros de la región. De hecho Colón murió convencido de haber llegado a las indias, aunque varios navegantes de su época, entre ellos su colega Américo Vespucio, no tardaron en darse cuenta que lo que Colón había descubierto en realidad era un nuevo continente. Fue debido a ello que Colón identificó a los nativos como indios y les exigía que le dieran las riquezas de las que había hablado Marco Polo en su libro, esa fue una de las causas por las que torturó, abusó y casi extinguió a la población de cada isla que descubrió. Sin embargo, pese a sus innobles esfuerzos, los nativos no sabían nada de las riquezas que él esperaba encontrar y su tripulación ya se encontraba sumamente desilusionada de los resultados del viaje. Cristóbal Colón, enojado, volcó toda su frustración contra los nativos anticipando una muestra del salvajismo y ambición que pronto llegaría de Europa. Su brutalidad llegó a tanto, que incluso regresó a España de su tercer viaje, encadenado y acusado de mal gobierno.
1492 es un año muy importante en la historia de España, no sólo por el descubrimiento de América, sino por la culminación de la reconquista de la península Ibérica; hay que recordar que en el año 711 inicio la invasión musulmana y en el 716 ya toda la península estaba en completo dominio de los musulmanes y la reconquista tardó “ocho siglos”, fue hasta el 2 de enero de 1492 cuando la unión de los Reinos de Castilla y Aragón logró derrotar al Reino de Nazarí de Granada, último bastión musulmán en la península.
Gracias a todos estos siglos de experiencia, los españoles estaban acostumbrados a luchar y conquistar, su principal motivación para expulsar a los musulmanes es que los reyes les ofrecían tierras en los reinos recuperados; esa había sido una forma común de vivir en los últimos siglos en la península y muchos querían seguir luchando contra esos infieles de piel morena, por lo que, cuando descubrieron que había una nueva tierra para repartir, se lanzaron a luchar contra estos nuevos morenitos infieles. Incluso se sabe, por algunas cartas de soldados conquistadores, que llamaban “mezquitas” a los templos de los nativos americanos.
1492 También fue el año en que fueron expulsados todos los judíos de la península ibérica y para colmo, la explicación bíblica del poblamiento de América decía que los indígenas eran los descendientes de “las tribus perdidas de Israel”, dicha hipótesis estuvo vigente hasta principios del siglo XX; los indígenas americanos resultaron ser parecidos a los musulmanes pero con sangre judía, por lo que se justificó el exterminio de nuestra raza y la devastación de nuestras riquezas. Sin embargo, fueron los trabajos forzados, el trato inhumano en las minas y las enfermedades las que se encargaron de disminuir al mínimo a la población de América.
En 1581, Felipe II afirmaba que un tercio de los indígenas de América ya habían sido aniquilados, que los que aún vivían eran comprados y vendidos, que dormían a la intemperie y que las madres mataban a sus hijos para salvarles del tormento de las minas. Según Darcy Ribeiro entre aztecas, incas y mayas sumaban entre setenta y noventa millones de personas al momento del descubrimiento de América; un siglo y medio después se habían reducido, en total, a sólo tres millones y medio. Los indígenas americanos tardaron mucho en ser reconocidos como humanos, para la mayoría eran bestias de carga de dos “patas” sin alma alguna que salvar, Incluso algunas de las mentes más notables de la época como Voltaire, Montesquieu, Hume y Bodin, se negaron a considerar como iguales a los nativos de América.
Lamentablemente, la guerra de independencia de México, pese a la lucha de grandes hombres como el Generalísimo José María Morelos y Pavón que llego a decir: “deben tomarse como enemigos todos los ricos, nobles y empleados del primer orden”, terminó siendo, como lo afirma Eduardo Galeano en su libro “las venas abiertas de América Latina, una simple lucha entre la misma clase dominante, un simple acuerdo hispánico entre los europeos y los nacidos en América. Pese a los miles de indios y pobres muertos en la lucha de independencia y al sufrimiento del pueblo de México, lo único que paso fue que “El encomendado fue convertido en peón y el encomendero en hacendado” peor aún, la pobreza fue la misma y a veces incluso peor, la abolición de la esclavitud fue cambiada por salarios de hambre, tiendas de raya y condiciones de miseria extrema, todavía en nuestros días los indígenas de muchas regiones de nuestro país siguen viviendo en condiciones de pobreza alarmantes pese a las guerra de reforma, la revolución mexicana, el reparto agrario, etc. y demás “triunfos de la nación”
Pero entonces ¿quiénes somos los mexicanos?
A la llegada de los españoles a México había grandes culturas: Aztecas, Mayas, Purépechas, Zapotecas, Mixes, etc. todos ellos con una cosmovisión propia, identidad, territorio, costumbres, etc. Algunas de estas culturas contaban con grandes arquitectos, ingenieros, astrónomos, poetas, escritores, médicos, etc, además tenían una estructura social y económica bien definida que les habían permitido organizarse y sobrevivir por siglos, con diferencias culturales y raciales igual o más grandes que las que hay entre españoles, franceses, ingleses, holandeses, belgas, suizos, etc. Sin embargo, pese a esto, todos los habitantes de América fueron catalogados como “indios” y todos esos grandes especialistas con conocimientos ancestrales en materia de astronomía, medicina e ingeniería, fueron reducidos a la calidad de “encomendados” y la mayoría murió en las minas y demás trabajos inhumanos en condiciones insalubres. Pese a todo, actualmente en México sobreviven alrededor de 65 pueblos indígenas, el XII Censo General de Población y Vivienda del INEGI, realizado en el año 2000 registró 85 lenguas indígenas, lo cual habla de que los innobles esfuerzos de la clase dominante, después de tantos siglos, no han podido acabar con ellos.
México es una nación pluricultural, nuestra constitución así la define en su artículo segundo: “La nación mexicana es única e indivisible. Establece que la nación tiene una composición pluricultural sustentada originalmente en sus pueblos indígenas. Describe, protege y otorga derechos a los pueblos indígenas y establece su derecho de organización social, económica, política y cultural”.
Los mexicanos hemos sabido demostrar, en diverso momentos de la historia, que somos una sola nación dispuesta a luchar por nuestra libertad, basta recordar la batalla de Puebla, el 5 de mayo de 1862, cuando una fuerza invasora de 6048 soldados franceses se enfrentó ante un ejército mexicano de 4700 soldados y fueron vencimos y les fue necesario mandar 30 000 soldados más para consumar la Intervención Francesa y, aunque llegaron a ser más de 45 000 soldados franceses en territorio mexicano, resistimos con orgullo y tuvieron que retirarse derrotados 5 años después, sentando precedente histórico de que las tropas francesas no eran invencibles como se decía y que el Segundo Imperio Francés podía caer, lo cual sirvió de ejemplo para otras naciones sometidas lucharan contra los franceses, obligando a Napoleón III a retirarse al exilio repudiado por sus compatriotas.
La Revolución Mexicana, esa guerra fratricida iniciada en 1910 y con más de una década de duración, nos enseñó lo iguales que somos ante la desigualdad existente en todo el país, aunque después de expulsar a Porfirio Díaz la revolución se convirtió en una lucha por el poder, usando como carne de cañón a miles de obreros y campesinos, logramos conocernos e identificarnos, saber quiénes somos e incluso avanzar enormemente en la búsqueda de la igualdad social. Lamentablemente, el orgullo de ser mexicano fue explotado por la clase dominante para enseñarnos a valorar la paz, aunque ella conlleve desigualdad social, se nos habla de los “triunfos de la revolución” pero no se nos dice por qué seguimos siendo pobres en un país tan rico, por qué los antagonismos de clase se siguen polarizando y la riqueza se ha concentrado en unas cuantas manos, al grado de que hoy tenemos a algunos de los ricos más ricos de mundo al mismo tiempo de que la mayoría de la población vive en distintos niveles de pobreza. De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), el número de las personas en pobreza alimentaria, (el equivalente a la pobreza extrema del Banco Mundial), según las mediciones entre el año 2006 al 2008 aumentó un 32%, pasó de 13.8 a 18.2% de la población del país, lamentablemente, debido a las grandes crisis económicas mundiales, se espera que si se hace una medición de la pobreza extrema en México en el 2012 la cifra aumente en forma alarmante.
“El Banco Mundial asegura que en América Latina se produjeron 8.3 millones de nuevos pobres producto de la crisis mundial del 2009; de éstos, la mitad corresponde a México. Así, el número de mexicanos en condiciones de pobreza alimentaria podría ser, de acuerdo con esa información, de 22.3 millones.” (fuente: periódico El Economista del 5 de marzo del 2010)
Tristemente, uno de los principales problemas de nuestro país es que los políticos nos hablan de nacionalismo y de orgullo patrio mientras se roban lo más que pueden, reparten el patrimonio nacional entre unos cuantos y se enriquecen en un mar de corrupción y despilfarro.
¿Qué es ser un buen mexicano entonces?, ¿un buen mestizo domesticado que grita “viva México” mientras que al país se lo lleva la tristeza?, ¿un grupo de alcohólicos futboleros con ánimos festivos de fines de semana?, ¿mano de obra barata y dócil para los Estados Unidos?, ¿seguimos siendo esas bestias de carga “ignorantes e infrahumanas” de las que hablaban los españoles?, ¿o será que ya entendimos que ser mexicano es mucho más que eso?
Patriotismo significa “amor a la patria” y la patria es el lugar con el cual el individuo se siente ligado por vínculos de diversa índole, como afectivos, culturales o históricos, puede ser la tierra natal o la adoptiva pero es el lugar que se ama. Los mexicanos tenemos una cultura, una tierra y una historia de las cuales podemos sentirnos orgullosos, somos un referente cultural para el mundo, nuestra tierra, nuestra gastronomía, nuestra música, nuestros artistas y deportistas son valorados y admirados internacionalmente, el patriotismo también es la defensa de lo que somos y los mexicanos somos mucho más que un cumulo de trabajadores genéricos acostumbrados a trabajar por poco, que han aprendido a vivir en la miseria y que se sienten orgullosos de ello. La patria también es sembrar esperanza para nuestros jóvenes, cuidar nuestra tierra y medio ambiente y sobre todo, luchar por condiciones de vida más equitativas para todos los mexicanos, miles de patriotas han luchado y muerto soñando con un México más libre e igualitario, han dado su vida con la esperanza de que las riquezas de nuestra nación no se queden en unas cuantas manos, por un México para todos, ¿por qué entonces no lo hemos podido lograr?, ¿cuántos mexicanos más tendrán que morir para lograr una vida más justa y un mejor futuro para nuestros hijos?
Esto no puede seguir así, no es justo que después de tanta muerte y tanta lucha sigamos siendo una simple fábrica de pobres y peones ignorantes. El amor a la patria también es levantarse y decir ya basta. El grito de ¡Viva México! debe ir acompañado de lucha contra la corrupción y el engaño, para que cuando nuestros jóvenes oigan el grito de ¡Viva México! sientan esperanza y no vergüenza y frustración ante tanta pobreza y desempleo, porque si no ¿Para qué sirve gritar? Y ¿de qué sirve tanto amor patrio?
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